Los avatares de las organizaciones indígenas amazónicas. Entrevista al antropólogo Ismael Vega
Por Luis Meléndez
Las organizaciones indígenas amazónicas tomaron notoriedad a partir de las protestas que desencadenaron en el 2008 y 2009, este último más conocido como el “Baguazo”. Sin embargo, aparte del abordaje coyuntural de estos hechos, poco se sabe del esfuerzo organizativo que hay detrás de estas movilizaciones, y de las limitaciones y retos que estas organizaciones enfrentan en su supervivencia por lograr el éxito de sus demandas. Para aclarar estos y otros temas, conversamos con el antropólogo Ismael Vega, quien es investigador del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica(CAAAP), profesor de la Maestría en Estudios Amazónicos en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), y coordinador del Diplomado en Interculturalidad y Pueblos Indígenas Amazónicos en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM).
La historia de un ¿movimiento?
¿Cuándo y cómo surgen las primeras organizaciones indígenas amazónicas?
Las primeras organizaciones indígenas amazónicas comienzan a surgir entre fines de los sesenta e inicios de los setenta. De esta manera, la primera expresión organizativa en la Amazonía peruana se produce con el Congreso Amuesha, en la selva central; y luego surgen otras organizaciones también en la selva central, pudiendo mencionar entre ellas a la CECONSEC [Central de Comunidades Nativas de la Selva Central]. Pero el mayor desarrollo organizativo de los pueblos indígenas amazónicos se cristaliza aún a fines de los setenta e inicios de los ochenta. Si queremos hablar en términos de formalidad, de reconocimiento legal, podemos dar la fecha de 1981, año en que surge oficialmente la AIDESEP [Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana], que es la máxima expresión de la organización indígena amazónica en el país. Más adelante, en los ochenta, surge la CONAP [Confederación de Nacionalidades Amazónicas del Perú], que es una organización también de alcance nacional, pero con otro discurso y manera de posicionarse frente al Estado y la sociedad. Pero definitivamente es la AIDESEP la organización más importante y representativa, estando conformada en la actualidad por alrededor de 57 federaciones, las mismas que se agrupan entre 6 y 8 bases regionales.
¿Crees que se puede hablar de la existencia de un movimiento indígena amazónico en el Perú?
Particularmente pienso que en el país aún no se puede hablar, en sentido estricto, de un movimiento indígena amazónico, entendido como una acción colectiva permanente y constante. Un movimiento debe ser sostenible en el tiempo y responder a una comprensión común de la realidad nacional; así como construir una estrategia que se exprese en acciones coordinadas, articuladas, y en lealtades que vayan más allá de las que se puedan visibilizar en ciertas situaciones coyunturales. Todo esto aún no está suficientemente claro en las organizaciones indígenas amazónicas nacionales, y por eso creo que a la hora de hablar de movimiento indígena amazónico en el país, tenemos que ser cuidadosos, y anotar las reservas del caso.
Política líquida
¿Cuál es la situación actual de las organizaciones indígenas amazónicas en la relación con sus representados?
Hoy en día creo que las organizaciones indígenas amazónicas están atravesando por uno de sus momentos más críticos, porque cada vez han ido apareciendo más organizaciones locales o comunales. En cada región donde la AIDESEP tiene 1 ó 2 bases regionales, han aparecido paralelamente muchas organizaciones nuevas que no necesariamente están afiliadas a las bases regionales de la AIDESEP. Inclusive, algunas de ellas no se sienten representadas por estas organizaciones regionales. Solamente veamos el caso de la ORPIAN-P [Organización Regional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Norte del Perú], que es una base importante de la AIDESEP en el norte amazónico peruano. Esta organización tenía originalmente 4 organizaciones que le dieron origen, entre ellas la ODECOFROC [Organización de Desarrollo de las Comunidades Fronterizas del Cenepa] y el Consejo Aguaruna-Huambisa. Sin embargo, si miramos el panorama actual en esa zona del país, encontramos que por lo menos existen 14 ó 15 organizaciones, aparte de las 4 que originalmente formaban la base de la ORPIAN-P.
¿A qué se debe esta fragmentación política que señalas?
Creo que una de las explicaciones es que hay un deseo explícito y manifiesto de participación por parte de la población nativa. Pero también creo que la existencia de estas nuevas organizaciones es una crítica implícita a los dirigentes que no dan suficientes muestras de tener la capacidad de canalizar las demandas de las organizaciones locales, de las federaciones más pequeñas. Es decir, ante la falta de atención que sienten las poblaciones locales por parte de sus dirigentes regionales, muchas comunidades optan por formar sus propias organizaciones con la idea de que de ese modo van a poder ser mejor atendidas, o van a poder hacer llegar sus demandas a las autoridades locales –y regionales si es posible–. Por otro lado, creo que otro elemento que también puede explicar esta fragmentación, pero desde una perspectiva cultural, es el hecho de que estamos frente a sociedades segmentarias, o lo que Pierre Clastres llama sociedades centrífugas. Es decir, sociedades que históricamente no se han caracterizado por tener un poder centralizado y una autoridad política permanente, sino más bien por hacer alianzas coyunturales, precarias, que terminaban en cuanto terminaba el conflicto o la guerra. Entonces, el que había sido en una situación anterior tu aliado se convierte en el siguiente conflicto en tu enemigo. Es esa precariedad en las alianzas la que puede ser un factor explicativo más de tipo antropológico al problema de la fragmentación. Lo cierto es que ésta se ha vuelto generalizada en toda la Amazonía. Puse como ejemplo un caso de la Amazonía norte, pero también existe lo mismo en la selva central, en donde también hay por lo menos 15 ó 18 organizaciones nuevas que han venido apareciendo. Ahí hay todo un tema que no sé hasta qué punto las organizaciones regionales y nacionales han comenzado a analizar seriamente.
¿Puede ser que esta fragmentación también sea consecuencia de las protestas del 2008 y 2009 que han puesto más en evidencia algunos problemas de representación de ciertas organizaciones nativas?
Lo último que has dicho, desde mi punto de vista, es lo que ha sucedido. Las movilizaciones, sobre todo la del 2008 y 2009, han puesto al descubierto cambios en la forma de cómo están actuando las organizaciones indígenas amazónicas, en la forma de cómo se relacionan las organizaciones, en la forma de cómo expresan sus demandas. Pero también pone al descubierto ciertos problemas de representación. Creo que las organizaciones indígenas nacionales no han evaluado en su verdadera dimensión esta nueva situación, porque no percibo en los viajes que hago y en las relaciones que tengo con algunas organizaciones nativas, este esfuerzo por buscar nuevas formas de canalizar las demandas de estas organizaciones locales que han aparecido.
¿Y cómo esta fragmentación se refleja en coyunturas electorales?
Este es otro indicador importante que sería bueno explicar: el surgimiento de muchos candidatos en las elecciones locales y regionales. Estos son candidatos que, en términos de la política más occidental, son como outsiders de la Amazonía. ¿Por qué? Porque son candidatos que surgen de manera individual, desligados de las organizaciones indígenas y que por lo tanto no responden al mandato de éstas. Es decir, son candidatos que al llegar a ser autoridades no sienten que tienen algún compromiso con las organizaciones, y tampoco las organizaciones tienen los mecanismos necesarios para presionarlos. Todo esto también es un indicador nuevo e importante, y que expresa una debilidad de los esfuerzos por construir un movimiento. Si uno sigue las estadísticas –aunque en esta última elección se ha detenido el crecimiento–, uno comprueba que hay más indígenas en los gobiernos locales, ya sea como regidores, e incluso como consejeros regionales. Lo importante es que se establezca una relación sostenida entre organizaciones y líderes indígenas que quieren acceder a cargos públicos, porque un movimiento inevitablemente tienen que construirse también en base a relaciones con instancias de poder de carácter subnacional e inclusive nacional.
El desinterés de los partidos políticos
¿Se han dado acercamientos entre estas organizaciones indígenas amazónicas y algunos partidos políticos?
Existieron acercamientos del presidente de la AIDESEP, Alberto Pizango, con algunos partidos políticos. Creo que el más conocido fue con el Partido Nacionalista. Sin embargo, este acercamiento no llegó a concretarse porque al parecer no hubo un acuerdo sobre las cuotas parlamentarias que los representantes de la AIDESEP –o al menos Pizango– demandaban. Más bien lo que prima en la actualidad es una tensa relación entre la AIDESEP y el Estado. Las duras declaraciones de Alberto Pizango con respecto al gobierno actual son muestras de ello.
¿Cómo crees que abordan los partidos políticos el tema de los pueblos indígenas amazónicos?
Muy mal. Nosotros hicimos un breve trabajo sobre las propuestas de los partidos políticos que se presentaron en las últimas elecciones, para constatar en qué medida incorporaban la problemática de los indígenas de la Amazonía en sus propuestas políticas. Y lo que encontramos es que de los 12 ó 13 partidos políticos que se presentaron, solamente 2 mencionaban el tema indígena en algunas partes de su propuesta política. Uno era el Partido Nacionalista, que señalaba básicamente lo pluricultural, lo multicultural, como algo importante que hay que mantener y promover. Esto se manifestaba en algunos de sus ejes como educación y salud, y un tanto menos en justicia. La otra propuesta política que incorporaba algunos elementos de la problemática indígena era Perú Posible, aunque de manera bastante específica y puntual; y, al igual que el anterior partido, no desarrollaba muchos aspectos. Aparte de estos dos partidos políticos, ningún otro abordó la problemática indígena amazónica: era absolutamente inexistente. Esto revela que el sistema político tiene una lectura bastante desfasada de los que es el Perú actual, y eso es bastante grave.
Y ante este panorama de desinterés, ¿cuál es la importancia de la Ley de Consulta Previa?
Considero que la Ley de Consulta Previa, con las imperfecciones que pueda tener como cualquier otra ley que ya se ha aprobado, es un avance importante. Sin embargo, también creo que la Ley de Consulta Previa podría convertirse en una gran frustración si el gobierno actual no demuestra las capacidades necesarias para hacer realidad –de manera transparente, democrática y participativa–, los procesos de consulta que se procedan a implementar. Este es un tema bastante trascendente para la historia del país. De cómo se concreten los procesos de consulta en el Perú, dependerá en gran medida que las relaciones entre el Estado peruano y los pueblos indígenas amazónicos puedan cambiar favorablemente.
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* Publicado en Revista Arteria Cultural, Iquitos, Nº 1, abril 2012.